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Ciudades que Cuidan destaca las oportunidades del urbanismo sostenible para reducir la soledad no deseada

El Foro de Debate Ciudades que Cuidan, impulsado por Fundación Mémora, ha analizado las oportunidades que ofrecen los modelos del urbanismo sostenible para mejorar la calidad de vida de las personas, reducir la exclusión social y mitigar la soledad no deseada, especialmente en el caso de las personas mayores.

La vigésimo primera sesión del Foro, celebrada  en formato virtual el pasado martes 26 de octubre, se tituló ‘Ecología y medio ambiente en la ciudad que cuida’. El encuentro contó con una audiencia de unas 150 personas. Durante la convocatoria, los expertos coincidieron en la necesidad de fomentar las soluciones basadas en la ecología y el respeto por el medio ambiente en el diseño de las ciudades del futuro, para hacerlas más habitables y atraer talento y valor añadido para la economía.

El webinar fue presentado y moderado por Joan Berenguer, director de la Fundación Mémora, y contó con la participación de Salvador Rueda, presidente de la Fundación Ecología Urbana y Territorial, y creador del Urbanismo Ecosistémico; Cecilia Gañán, experta externa de la Dirección de Política Regional de la Comisión Europea, y Gabi Martínez, escritor, guionista y periodista, codirector del proyecto Animales Invisibles.

Ciudades sostenibles en las que todos tengan cabida

Salvador Rueda apostó por “renaturalizar” las ciudades para adaptarlas al cambio climático. Asimismo, defendió que hay que optar por modelos urbanos que no generen exclusión social. “Todo el mundo tiene que tener cabida en nuestras ciudades”. Con esta premisa, explicó que el urbanismo debe favorecer la atención a colectivos vulnerables como las personas mayores y prevenir la soledad no deseada de este colectivo. “Una ciudad cuidadora tiene los elementos para cuidar a las personas que son más vulnerables”, apuntó.

En este sentido, señaló que se debe “considerar la casa como el lugar para vivir los últimos años de la vida”, en contraste con las residencias para personas mayores que, en su opinión, suponen apartar socialmente a este colectivo. Por ello, propuso un modelo urbano que implique descentralizar los servicios sociales, para permitir que “estén cerca de los lugares de vida de las personas ancianas”, e incorporar sistemas de atención telemáticos, así como sumar otros servicios “que les permitan salir a la calle” y estar en contacto con su entorno.

Rueda también se fijó en factores como la contaminación atmosférica, el ruido, los accidentes y la ocupación del suelo como elementos que condicionan la habitabilidad en las ciudades, y aseguró que “muchas variables están relacionadas con el actual modelo de movilidad”. Así, propuso reducir el uso y el espacio que actualmente tienen los vehículos privados y afirmó que “las ciudades tienen que ser para los ciudadanos, no para los peatones”. “El ciudadano es aquel que puede desarrollar su vida en su amplitud máxima, no solo desplazamiento y movilidad, sino también juego, cultura, arte y democracia. Todo esto es a lo que debemos aspirar”.

Aumento de la población urbana

Por su parte, Cecilia Gañán resaltó que la humanidad va a vivir en los próximos años “el mayor crecimiento urbano en la historia. En este contexto, advirtió que el crecimiento urbano actual es “desordenado e insostenible” y está generando el concepto de “no ciudad” porque solo se desplaza a la periferia la función de la vivienda, pero no los servicios, lo que aumenta el riesgo de exclusión social en estas zonas.

Paralelamente, abogó por ciudades con una mayor “habitabilidad” mediante “soluciones basadas en la naturaleza”, y garantizar así la seguridad en el espacio público, reducir el ruido, mejorar la calidad del aire y disponer de espacios para el juego y la cultura, entre otras condiciones. En esta línea, explicó que en el urbanismo cada vez aparecen más conceptos como el de “justicia socioambiental”, que implica mejorar las condiciones de vida de las personas con soluciones que también protejan el medio ambiente.

Gañán también avisó que las ciudades cada vez tienen que ser más atractivas porque “en breve se iniciará una lucha por el talento” en la que las urbes competirán por acoger a las personas que aporten más valor añadido a la economía.

Convivencia con los seres vivos

Por otra parte, Gabi Martínez incidió en la necesidad de proteger el medio ambiente y hacer compatibles las ciudades con la vida animal y vegetal. Así, propuso iniciativas como instalar corredores verdes para la fauna, introducir especies autóctonas en las zonas verdes urbanas, fomentar las “azoteas verdes” en los edificios, impulsar los huertos urbanos y diseñar edificios con elementos que, por ejemplo, permitan la nidificación de aves.

Además, defendió que hay que “articular una ciudad con edificios que entre ellos se puedan apoyar” y apostar por un urbanismo en el que se los espacios sean diseñados “ecosistémicamente”, es decir, teniendo en cuenta “todo lo que lo integra sin dejar absolutamente nada fuera”.

Sobre Ciudades que Cuidan de Fundación Mémora

El proyectoCiudades que Cuidan‘ desea combatir la soledad no deseada. Impulsado por la Fundación Mémora en 2019, nace de la necesidad de desarrollar un nuevo modelo de atención que permita crear y desplegar servicios que garanticen la calidad de la atención y acompañamiento a las personas mayores. Ciudades que Cuidan propone un modelo integrador: son ciudades amigables, compasivas, inteligentes y saludables, donde en el núcleo del modelo late con fuerza el concepto de cuidar, como el alma de la nueva urbe.

La iniciativa incluye actividades como el Foro de Debate Ciudades que Cuidan, concebido como un espacio de reflexión para unir conocimientos y reflexionar sobre la necesidad de recuperar el valor ético del cuidado, así como para plantear fórmulas que permitan trasladar este conocimiento a la realidad de nuestras ciudades.

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