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Los Death Cafés y la importancia de hablar sobre la muerte

La muerte sigue siendo un tema tabú, así como muchos de los aspectos que la rodean. Con el objetivo de acercar a la población una perspectiva diferente, en los últimos años se celebran en diversos países reuniones conocidas como Death Cafés. Se trata de encuentros distendidos, amenos y cercanos en los que los asistentes pueden hablar sobre la muerte, la pérdida o el duelo mientras toman un café.

Estas reuniones surgen a partir de la idea del sociólogo suizo Bernard Crettaz, quien organizó el primer ‘Café Mortel’ en 2004. En 2010, tras más de 40 ediciones, Crettaz publicó el libro ‘Cafés mortels: Sortir la mort du silence’, donde recogía su experiencia.

Death cafés en España

En España también se celebran Death Cafés gracias a la iniciativa, entre otras entidades, de Grupo Albia, que anualmente organiza uno de estos encuentros en el que los asistentes, guiados por un profesional, pueden compartir sus propias opiniones, pensamientos o dudas acerca de la muerte, el proceso de duelo y el sector funerario. “En estos encuentros la tranquilidad y el respeto a las emociones son la cuna de una conversación proactiva, grupal y sincera”, afirman representantes de Grupo Albia, convencidos de que merece la pena hablar sobre la muerte y de que es necesario crear espacios de encuentro para ello, en los que sea posible compartir ideas, conceptos o sensaciones sobre la muerte, de manera libre y respetuosa. “Y qué mejor manera de abordar esta temática que a través de una charla distendida mientras tomamos un café, una infusión o un refresco”.

Albia ha celebrado ya varias ediciones exitosas de Death Café y la participación es cada vez mayor. “La sociedad está demostrando su interés y necesidad de expresar de manera libre sus ideas con respecto a la muerte. Por esta razón, seguiremos trabajando en trasladar el concepto de muerte a la sociedad de manera respetuosa a través de este tipo de iniciativas”, afirman desde Albia. El Death Café de este año, celebrado en Vitoria-Gasteiz, fue impulsado con motivo de la II Edición del festival ‘Dando Vida a la Muerte’. Se trata de un organismo que tiene como objetivo normalizar la muerte y, para ello, organiza actividades como conferencias, visitas a tanatorios y cementerios, entre otras.

¿Por qué es importante hablar sobre la muerte?

Hablar con naturalidad de la muerte no resulta fácil, principalmente porque no lo consideramos como algo natural. Realmente, es uno de los grandes temas tabú, no solo en la sociedad, sino en el seno de las familias”, explica Marian Carvajal, responsable de Atención Emocional de Grupo Albia. “Hablar sobre la muerte a los niños, adaptando el mensaje a su edad y nivel de comprensión, les ayudará a ser adultos más sanos emocionalmente. Sin embargo, la tendencia es la de sobreproteger a los menores, ocultando esta realidad sin ser conscientes de que esta falta de naturalidad no beneficia ni al niño ni al adulto que llegará a ser”.

Actualmente, numerosos estudios científicos confirman que hablar sobre la muerte es muy beneficioso. Así lo ha revelado, por ejemplo, la revisión sobre docenas de estudios realizada por científicos de la Universidad de Missouri (Estados Unidos), la cual avala que la presencia e incremento en la concienciación sobre la muerte reafirma los aspectos positivos de la psicología humana, potenciando la cooperación, la ayuda y el altruismo, entre otros. Además, aumenta el autocuidado personal relacionado con cambios de vida más saludables.

Una vez que comenzamos a desarrollar este estudio, nos sorprendió la cantidad de investigaciones que mostraron resultados positivos a partir de la conciencia de la mortalidad. Las personas somos capaces de extraer un lado luminoso de la muerte, explica Jamie Arndt, coautor del estudio y profesor de ciencias psicológicas.

El artículo ‘Cuando la muerte es buena para la vida: considerando las trayectorias positivas de la gestión del terror’ se publicó el 5 de abril de 2012 en la revista ‘Personality and Social Psychology Review’.

Otros estudios, según señala Carvajal, apuntan a que la reflexión sobre la propia muerte aumenta el sentimiento de gratitud hacia la vida, haciendo entender al individuo que la vida es un regalo y hay que disfrutarla. “Realizar este ejercicio podría ayudar a hacer balance de lo positivo y lo negativo, y a aumentar el aprecio por la vida”.

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