¡Hasta siempre, Alfonso!

Nos encontrábamos el equipo de Revista Funeraria en el taxi de camino al hotel de Salamanca, el día antes de celebrarse nuestro congreso, cuando Gonzalo recibe la llamada. Esos días todos nuestros teléfonos suenan más que nunca: algún asistente que finalmente no puede acudir, proveedores que plantean temas logísticos u organizativos o algún imprevisto que surge en el último momento y que debemos afrontar horas antes del evento. Pero la llamada suena diferente; alguien le anuncia el fallecimiento de Alfonso Coca. Nos quedamos todos en silencio; Gonzalo, buen amigo de Alfonso, busca en su agenda el teléfono de Alberto, su hijo, a quien también le une excelente relación heredada de la gran amistad que tenía con el padre. Le transmite nuestras condolencias; y al colgar, el grupo se mantiene en el taxi pensativo y triste por la terrible e inesperada noticia. Recordamos a Alfonso y a todos se nos viene una imagen en la cabeza, la de un hombre afable, buena persona y un trabajador incansable. Alfonso tenía buenos amigos en el sector y todos destacaban su nobleza y que era un gran profesional, siempre muy pendiente de sus clientes.
Para quienes lo conocían en el terreno más personal, saben que tenía una historia familiar muy complicada a sus espaldas, pero nunca dejó de luchar por su familia y su empresa.
De la mano de Alfonso, Inoxcoca ha mantenido una relación con nuestra revista que se prolonga a lo largo de sus más de 30 años de historia, siendo uno de nuestros anunciantes más antiguos. Un cliente, pero sobre todo amigo, que nos ha apoyado en cada uno de los proyectos que hemos emprendido, al igual que sus hijos, Alberto e Ismael, este último también tristemente fallecido.
Durante este tiempo hemos entrevistado a Alfonso en más de una ocasión. En el número 26 de Revista Funeraria, publicado en el año 1998, charlábamos con él tras cumplirse el primer lustro de Inoxcoca, empresa dedicada desde sus inicios a proveer al sector funerario y de tanatopraxia de cámaras frigoríficas, mesas de autopsias, túmulos, carros elevadores, etc., si bien Alfonso ya contaba con una amplia experiencia en el sector cuando fundó la compañía. Hoy en día, y tras más de tres décadas de trayectoria, la empresa con sede en la localidad barcelonesa de Martorell se ha convertido en todo un referente en su ámbito de actuación con un extenso catálogo de productos de la más alta calidad y fiabilidad. Su producción se caracteriza tanto por la diversidad de equipos de fabricación a medida, como por sus acabados personalizados.
En el ejemplar 147 de nuestra publicación, cuando se cumplían 25 años de Inoxcoca, nos desplazábamos hasta sus instalaciones para realizar un reportaje junto a Alfonso y su hijo Alberto, quienes manifestaban sentirse orgullosos de haber sido capaces de evolucionar junto al sector, sin perder su esencia y manteniendo sus valores intactos, los cuales se basan en priorizar por encima de todo el trato personalizado y de proximidad con sus clientes.
Todo un ejemplo de empresa; de profesionales y de buenas personas: tanto Alfonso, a quien hoy recordamos tras su pérdida, su hijo Ismael, y Alberto, que sigue al frente de la firma y al que mandamos un abrazo enorme.
Desde estas líneas, queremos expresar nuestro más sentido pésame a su familia y amigos. Descansa en paz.
Equipo Revista Funeraria
Consulta el artículo completo en el número 184 de Revista Funeraria.