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“Realizar un acto simbólico de despedida puede facilitar que el proceso de duelo siga su curso sin complicaciones” (Nuria Javaloyes y Victoria Meléndez, psicólogas de Grupo ASV)

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Debido a la situación que estamos viviendo a causa del Coronavirus, nos hemos puesto en contacto con el equipo de psicólogos de Apoyo a la Pérdida de Grupo ASV, una de las funerarias referentes de nuestro país. En representación de este grupo de expertos en duelo, Nuria Javaloyes y Victoria Meléndez nos explican cómo gestionar la pérdida de un ser querido en estos momentos en los que no es posible velar en el tanatorio ni celebrar un funeral tradicional en homenaje al difunto.

La crisis generada por la expansión del Covid-19 ha supuesto un plan de medidas restrictivas en todo el país, entre ellas, la no celebración de velatorios y funerales para evitar contagios masivos entre familiares y limitar el contacto social de los profesionales funerarios, un colectivo también en riesgo y que realiza una labor esencial en nuestra sociedad, dar sepultura a las personas fallecidas. Los expertos señalan que el hecho de no poder despedir a un ser querido de forma presencial puede complicar el duelo. ¿De qué manera los familiares pueden gestionar ese duelo desde casa? ¿Qué herramientas pueden ayudar en el proceso?

Uno de los factores importantes que influyen en el futuro desarrollo de un duelo es poder estar presente en el fallecimiento y acudir al velatorio y posterior funeral. Sabemos que el proceso de duelo se inicia cuando somos conscientes de la pérdida. Y en aquellas circunstancias en las que la muerte ha podido ser repentina, como puede ser en caso de una defunción por covid19, el proceso de toma de conciencia no se produce hasta mucho después del fallecimiento, siendo crucial el ritual simbólico como inicio del duelo. Hay que tener en cuenta que los rituales de despedida nos permiten ver con nuestros propios ojos lo que nos resistimos a creer en nuestra cabeza y en nuestro corazón. Es como si la mente necesitara ver y participar de esta experiencia para marcar el inicio del duelo. En la lucha por que todo se mantenga igual, necesitamos evidencias que, aunque dolorosas, son necesarias y hacen posible poner en marcha esos procesos. De lo contrario, la mente se aferra a fantasías de incredulidad y continuidad. Asimismo, los rituales de despedida tienen una función social, es decir, son encuentros que reúnen a muchas personas próximas a la persona fallecida y nos permiten recibir apoyo y consuelo, además de sentir el amor de nuestros familiares y amigos en esos momentos complicados. Por todos estos motivos, además de las necesidades personales concretas de cada doliente, plantear algún tipo de rito de despedida simbólico, puede suponer un avance en la elaboración del duelo. Por supuesto, no es obligatorio ni necesario para elaborar el duelo, pero sí es interesante que el doliente lo tenga en cuenta porque puede suponer una ayuda. Cada uno de nosotros somos dueños y conocedores de nuestros propios procesos y, por tanto, somos quienes debemos decidir sobre ello.

¿Qué tipo de despedida simbólica se podría llevar a cabo desde la distancia física?

Elaborar una despedida simbólica no tiene un guión o unas pautas prefijadas, pero sí es conveniente elegirlo y planificarlo desde el corazón. No puede ser algo forzado, debe surgir desde la autenticidad de quien lo organiza, si es entre toda la familia, que sea consensuado. Hay muchos ejemplos de despedidas simbólicas, pero al no poder salir de casa nuestra creatividad se tiene que poner en marcha. Puede ser útil hacerse un par de preguntas antes de planificarlo si no tenemos claro qué hacer: ¿Qué es lo que quiero simbolizar/despedir/marcar? ¿De qué manera podría plasmarlo? Muchas veces no tiene por qué ser algo complejo. Lo fundamental es que tenga un significado sentido para quien lo realiza. Es entonces cuando resultará terapéutico. Algunas alternativas sin salir de casa pueden ser:

– Buscar un lugar simbólico en casa y colocar una o varias fotografías de la persona fallecida (o sus cenizas) junto a una vela, una flor o planta, para hacer como un pequeño altar donde colocar escritos, poemas, cartas u objetos que sean especiales. Y en ese lugar hacerle un acto simbólico de despedida entre los que estemos en casa.

– Escribir una carta al fallecido en la que plasmar todo lo que diríamos si estuviéramos en el velatorio y luego destruirla. Podemos hacerlo de manera individual o en familia, dando la oportunidad a todos de escribir algo también, incluyendo los dibujos de los niños y las aportaciones de los más mayores.

– Convocar un encuentro virtual con un grupo de personas importantes para nosotros y que también quieren a nuestro ser querido, para poder hablar de él o de ella y poder celebrar su vida.

– Si somos cristianos católicos, seguir en familia por televisión una misa y ofrecerla por la persona fallecida leyendo antes y al final un escrito que hayamos redactado entre todos o utilizando una música que sea especial para nuestro ser querido.

Además de realizar estos rituales, es interesante que sigamos conectados a las personas importantes de nuestra vida, por teléfono, videoconferencia o redes sociales ya que, en ellos encontraremos un apoyo que, aunque sea virtual, también funciona. Por último, no descuidemos el cuerpo, es importante tener en cuenta que el cuerpo sufre y tenemos que alimentarlo con comida sana, hacer algo de ejercicio en casa y conectar con uno mismo, con meditaciones o música de fondo que nos tranquilice y nos llene de paz.

Una vez pase la pandemia de coronavirus y recuperemos poco a poco la normalidad, ¿las familias deberían rendir homenaje postergado a sus difuntos?

No es obligatorio hacer ese homenaje, pero en general, sabemos que realizar un acto simbólico puede facilitar que el proceso de duelo siga su curso sin complicaciones, aunque sea un tiempo después del fallecimiento. Por ello, si no se ha podido realizar ese acto durante el confinamiento es una buena sugerencia realizarlo después.

Algunas personas que han perdido a un ser querido durante estos días afirman que, además de no poder velar ni celebrar el funeral, desconocen cuánto tiempo tardarán en recibir las cenizas de su familiar en caso de ser incinerado. ¿A qué deben acogerse estas familias durante este tiempo de espera y cómo pueden gestionar la carga emocional que implica enfrentarse a una pérdida con ausencia física?

La entrega de cenizas se realiza de forma habitual, entre las 5 o 6 horas desde el comienzo de la incineración. Sin embargo, para ofrecer alternativas a las familias, les damos la opción de dejarlas en el depósito durante el estado de alarma para que, cuando finalice, puedan realizar una ceremonia de despedida con las mismas o proceder a su inhumación en el cementerio.

Desde vuestro equipo de psicólogos, ¿qué acciones están llevando a cabo para ayudar a las familias a canalizar esta situación y poder hacer frente a un duelo a distancia?

Desde hace varios años, Grupo ASV Servicios Funerarios viene realizando con periodicidad mensual sesiones de apoyo terapéutico, donde se reúne una de nuestras psicólogas con un grupo de familias y se tratan diversos temas relacionados con el proceso de duelo. Una iniciativa que ha tenido siempre muy buena acogida. En estos momentos, dadas las circunstancias, no podemos seguir con estas sesiones presenciales, por lo que se están elaborando por parte de nuestro equipo de psicólogas unos vídeos con diferentes temáticas sobre el duelo y relacionados con la situación tan dramática que se está produciendo ahora, por ejemplo, el no poder llevar a cabo un funeral de la forma natural y tradicional. En estos visionados se explica cuáles son las herramientas que nos pueden servir para soportar el duelo durante el confinamiento o cómo hablar con los niños en estos momentos. Además, se ha puesto a disposición de las familias un Servicio de Atención telefónica de Apoyo al Duelo que se prestará las 24 horas del día para ofrecer apoyo emocional y psicológico. Un servicio totalmente confidencial y gratuito a través de una línea 900 y que los familiares podrán utilizar durante un año tras el fallecimiento.

¿De qué manera podemos explicar a los niños la pérdida de un ser querido en estas circunstancias excepcionales? ¿Es importante hacerles partícipes de la pérdida?

Para hablar con los niños es importante diferenciar en qué momento evolutivo se encuentran, ya que algunos no han desarrollado todos los recursos necesarios para hacer frente a una situación como ésta. Es por ello, que van a necesitar más que nunca el apoyo de los adultos de referencia que son sus principales figuras de apego. Sabemos que es fundamental hacerles partícipes de la pérdida, queramos o no, es inevitable que este golpe que recibe la familia le afecte y no hay nada peor para un niño que saber que está ocurriendo algo y que no tengan una explicación o respuesta que darle o le oculten la verdad. El niño no informado siente las emociones que están sufriendo los adultos y no sabe a qué se deben, esto le puede llevar a “rellenar” ese hueco de información que le falta con cualquier fantasía que puede hacerle incluso más daño. Es necesario que se le cuente lo ocurrido. Para ello nos adaptaremos a su edad y le informaremos de una forma sencilla y sobre todo transmitiéndoles calma y seguridad ante el futuro. No debemos olvidar que somos un ejemplo o modelo para ellos, este aprendizaje es mucho más eficaz que cualquier cosa que les podamos decir. A nosotros como adultos y afectados, se nos está permitido expresar tristeza y no importa si lloramos al contrales lo que pasa, pero hay que evitar desmoronarse. Evitaremos el exceso de información no solicitada; es mejor hablar poco y a menudo que comunicarles todo de golpe y no volver a mencionar más el tema. De vez en cuando, les preguntaremos cómo se sienten y les ofreceremos la posibilidad de hablar de ello. Les contaremos algo así como que nuestro familiar se ha puesto muy enfermo y los médicos han hecho todo lo posible por ayudarle y curarle utilizando todas las medicinas que tenían, pero no ha sido posible y finalmente ha fallecido. Les puede ayudar a expresar lo que sienten hacer algunos dibujos y que luego nos expliquen su significado o escribir algún mensaje para su ser querido ya que es difícil para ellos poner palabras a sus emociones y esto les ayuda a ventilar. Responderemos a las dudas que irán surgiendo poco a poco, y entenderemos como normal sus cambios de ánimo.

¿Desearía destacar alguna cosa más?

La muerte por Covid-19 implica una experiencia traumática en sí misma y además está marcada por la ausencia de apoyo social. Estos dos factores implican una mayor probabilidad de pasar por un duelo complicado, por lo que es importante para prevenir esta situación que los familiares cuenten con un acompañamiento psicológico desde el inicio del proceso.

 

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