Las costumbres funerarias han evolucionado con el paso del tiempo y así lo atestigua el artículo ‘Así era La cabezada, una costumbre funeraria vitoriana’, escrito por Francisco Góngora para El Correo, donde se explica la tradición de los habitantes de Vitoria (Álava) de subir en masa al domicilio del finado para darle el pésame a los familiares y estos agradecían el detalle con un movimiento de cabeza. Además de las lesiones cervicales que podía ocasionar una jornada entera recibiendo a todos los vecinos, el consistorio quiso acabar con esta costumbre por el peligro que suponía el trasiego de tantas personas por las escaleras de madera de las viviendas. Asimismo, el ayuntamiento quiso eliminar los acompañamientos del difunto hasta el cementerio, ya que detenía la vida en la ciudad al utilizar un coche de caballos acompañado por todo el vecindario, en una lenta procesión hasta el cementerio.