El madrileño Cementerio de La Almudena cumple 130 años
Este martes, Diario Madrid publicaba el artículo ‘Ciento treinta años de la Necrópolis del Este’, un texto relativo al madrileño cementerio de La Almudena del que el consistorio ha recuperado su titularidad total y está siendo gestionado por la Empresa Municipal de Servicios Funerarios y Cementerios de Madrid, S.A. A continuación, reproducimos el texto, de interés para nuestros lectores.
A finales del siglo XIX el Ayuntamiento de Madrid convocó un concurso para construir la Necrópolis del Este en unos terrenos que había adquirido en el término municipal de Vicálvaro. El proyecto del nuevo cementerio debía responder tanto a criterios artísticos y urbanísticos como a conveniencias higiénico-sanitarias, que ya andaban en mente de los gobernantes desde tiempos de Carlos III: los enterramientos debían sacarse del centro de la ciudad, de los patios de las iglesias y los conventos para evitar problemas de salud a la población.
Con esta filosofía, durante el ochocientos se habían creado una serie de recintos funerarios en los alrededores de Madrid, fuera del término municipal. La expansión geográfica y demográfica de la capital, sin embargo, aconsejaría su cierre antes del cambio del siglo. En la zona de Vallehermoso, por ejemplo, se tuvieron que clausurar cuatro sacramentales para construir los barrios del noroeste del Ensanche.
En 1884, cuando todavía no estaba construida la Necrópolis del Este, se produjo en Madrid una epidemia de cólera que causó la muerte de 3500 personas y obligó a las autoridades a habilitar un pequeño cementerio junto a las obras de aquéllas. El cementerio de las epidemias estaba formado por una parte católica, que se puso bajo la advocación de la patrona de la villa, la Almudena, y otra parte de carácter civil, al otro lado de la antigua carretera de Vicálvaro, para las sepulturas de quienes no querían o no podían descansar en tierra bendecida por la iglesia católica.
El nombre caló entre paisanos y autoridades, y la necrópolis que se iba construyendo, a tenor de un proyecto de los arquitectos Fernando Arbós y José Urioste, se denominó finalmente Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena
Con sus más de 130 años encima, la Almudena, es más que una necrópolis urbana. Es casi una ciudad en la que los madrileños honran a sus antepasados, un paraje con árboles, jardines, esculturas, mausoleos, largos paseos por los que circulan los deudos de los difuntos con sus ramos de flores y algún que otro turista interesado en conocer el arte funerario de Madrid, visitar la tumba de alguno de sus muertos ilustres o admirar los monumentos colectivos erigidos en distintas épocas de su historia.
En la Almudena descansan el científico y Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal, el presidente de la segunda república Niceto Alcalá Zamora, el alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván, los escritores Benito Pérez Galdós, Pío Baroja, Vicente Aleixandre, Juan Carlos Onetti y Dámaso Alonso, el fotógrafo Jean Laurent, el urbanista Arturo Soria, cantantes, políticos, periodistas, deportistas, bailarines, actores y actrices, humoristas, etc.
Pero si este es un lugar en el que reposan los muertos, no debería haber sido jamás escenario de muerte. Como lo fue después de la guerra civil. En las tapias del cementerio de la Almudena fueron fusiladas más de 2600 personas entre 1939 y 1945, según datos del comisionado de la Memoria Histórica. Se conserva todavía un trozo de las tapias originales, junto a la que se realizaron las ejecuciones. Allí murieron las jóvenes madrileñas que han quedado en la memoria de la ciudad con el nombre de las “trece rosas”.
Empresa municipal
El Ayuntamiento de Madrid recuperó en septiembre de 2016 la gestión total de la Almudena, así como la de los otros cementerios, los dos crematorios y los dos tanatorios, que durante 25 años había gestionado una empresa mixta, en la que el consistorio sólo poseía el 51 por ciento de la titularidad. La nueva Empresa Municipal de Servicios Funerarios y Cementerios de Madrid S.A. se hace cargo ahora de las instalaciones y, en función del informe realizado por CEMOSA para conocer los recursos disponibles y el estado en que se encuentran, ha elaborado un plan de inversiones cuyo objetivo es la reparación y la mejora de las condiciones físicas de los recintos funerarios, de sus edificaciones y de sus construcciones. Habitabilidad, seguridad y buen servicio podría ser el lema de este plan, que se llevará a cabo entre 2017 y 2019, para conseguir las mejores condiciones de habitabilidad, seguridad y buen servicio.
Del total de las inversiones, 33.851.500 euros, a la Almudena, el mayor ámbito funerario de la ciudad, se destinará más de un tercio: 11.764.399 euros. Las obras afectarán a la urbanización interior (3.008.633 euros), a las edificaciones (3.008.633 euros), a los muros perimetrales, los nichos y columbarios, el mobiliario, etc, según consta en el cuadro adjunto.
Vía: Diario Madrid. Ver artículo ‘Ciento treinta años de la Necrópolis del Este’.