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CULTURA FUNERARIA

¿Cómo eran los primeros vehículos fúnebres?

La carroza fúnebre era el mayor símbolo de enterramiento en el siglo XIX y existían de diversas tipologías según la clase social del finado. Estos carruajes tirados por caballos eran cada vez más sofisticados y con mayor ornamentación porque cumplían una función que iba mucho más allá del propio servicio de traslado del difunto.

No es hasta los años 20 cuando en España se empiezan a utilizar los primeros coches de tracción mecánica para los servicios funerarios, aunque inicialmente solo se usaban para trayectos cortos, transportando el féretro hasta el domicilio mortuorio, mientras que las carrozas seguían siendo las encargadas de realizar el transporte de la empresa de pompas fúnebres hasta la Iglesia y de ésta al cementerio. A partir de la década de los 50 los servicios funerarios se modernizan y las carrozas solo se utilizan en entierros de personalidades importantes. Progresivamente, éstas son sustituidas por lujosos vehículos extranjeros, difíciles de importar en aquella época.

Uno de los primeros vehículos a motor utilizados para un servicio funerario fue un Hispano Suiza modelo T16, fabricado en 1920. La empresa Estrada fue la encargada de transformar la carrocería sobre el chasis equipado con un motor de cuatro cilindros de 2.953 cm3  y 5 caballos de potencia.

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