Buscar

Sector

El sector funerario español, una visión desde América: análisis técnico y estratégico

Desde una perspectiva americana, el sector funerario español destaca como uno de los más consolidados, complejos y profesionalizados del mundo. La tradición funeraria en España, profundamente enraizada en aspectos culturales, religiosos y sociales, ha evolucionado hacia un modelo de gestión empresarial integral y tecnificada que se posiciona como referente internacional, especialmente en Europa y América Latina. Esta visión se refuerza aún más al contrastarla con la experiencia operativa en mercados emergentes, donde la segmentación de servicios, la ausencia de protagonismo de la excelencia práctica y real en algunos operadores y la informalidad siguen siendo retos estructurales.

Fortalezas estructurales del modelo español

Una de las principales fortalezas del sector funerario en España es su modelo integrado de servicios, que combina bajo una misma gestión los servicios funerarios, tanatorios, crematorios, traslados internacionales y cementerios. Esta integración no solo garantiza una experiencia más fluida para las familias usuarias y colectivos, sino que permite una optimización operativa y financiera significativa, muy valorada por operadores internacionales. En contraste, en muchos países de América Latina estos servicios se encuentran atomizados entre actores públicos, privados y eclesiásticos, lo que dificulta una trazabilidad completa de la experiencia funeraria.

España también ha desarrollado un marco normativo relativamente homogéneo que, si bien presenta variaciones autonómicas, permite establecer estándares mínimos de calidad y trazabilidad. La existencia de registros públicos similares al REDEFU (Registro de Entidades de Servicios Funerarios) o las normativas de sanidad mortuoria en comunidades autónomas garantiza un control que otros países aún no han alcanzado.

Adicionalmente, el peso histórico del seguro de decesos —con una penetración cercana al 50% de la población— ha sido determinante en la consolidación del sector. Esta singularidad española ha favorecido un flujo constante de demanda, permitiendo estabilidad financiera en las funerarias y anticipación en la gestión operativa, logística y comercial. A nivel global, este nivel de previsión solo encuentra parangón en países como Japón o algunos estados de EE.UU.

Talento profesional altamente competitivo

España ha desarrollado, con el tiempo, un capital humano especializado, con mandos medios y altos ejecutivos o propietarios formados en gestión integrada de servicios, procesos logísticos complejos, planificación eficiente de turnos 24/7, operación de hornos crematorios, atención psicológica al duelo, gestión de cementerios y cumplimiento normativo. Este talento —que combina experiencia operativa con visión estratégica— ha sido exportado y es altamente valorado en diferentes continentes, donde ejecutivos españoles han liderado procesos de transformación, expansión o institucionalización del negocio funerario.

Asimismo, los directivos españoles —los vocacionales con experiencia y formación (no los ‘obligacionales’)— han aportado modelos de gestión que privilegian la excelencia, la visión a largo plazo del balance, el control de costes, la eficiencia, la segmentación de clientes y la medición de satisfacción: elementos clave para profesionalizar un sector que históricamente ha sido poco sofisticado empresarialmente en otras regiones del planeta.

Debilidades y desafíos

No obstante, el modelo español también enfrenta desafíos relevantes. En primer lugar, la concentración de la demanda -en parte ligada a aseguradoras de decesos que controlan el contrato y deben garantizar la prestación del servicio- representa una forma de integración vertical. Ésta es aceptada sin problema en otros sectores, pero ha sido utilizada como arma, en ocasiones, por ciertos operadores que acabaron vendiendo al mejor postor, contradiciendo sus propios argumentos.

En mi opinión, es muy similar a lo que ocurre cuando un funerario es titular directo o indirecto de una cartera de decesos. En ambos escenarios se busca prestar el mejor servicio a la familia y, obviamente, sin conculcar normas o derechos, cumplir el propósito de cualquier proyecto empresarial.

Esto ha generado cuestionamientos sobre: la transparencia de precios; la libertad de elección del consumidor (que ya había elegido al contratar con tal o cual aseguradora, directa o intermediada por un agente funerario); y los posibles márgenes reducidos para operadores dependientes e independientes. Sin embargo, también ha aportado valor a las familias al exigir mayor calidad en operadores que anteriormente estaban alejados de estándares internacionales.

Esta concentración —solo en ciertos casos— puede limitar la innovación, la creación de nuevos productos o servicios, y ha generado tensiones entre aseguradoras y proveedores externos, además de ruido ante el órgano regulador. Sobre este último, compartiré mi experiencia en otro momento, ya que pudo haber sido distinta con una simple y ‘recomendable’ acción.

Aunque el nivel medio de profesionalización es elevado y ya se ha institucionalizado la formación básica o técnica, aún persiste la ausencia de formación académica reglada en alta dirección funeraria, lo que contrasta con otros países que ya ofrecen programas a medida, de grado o posgrado, en esta materia.

En términos de infraestructura, los tanatorios cuentan con estándares muy elevados. El problema aquí es la capacidad instalada, que en la medición de ocupación diaria es seis veces superior a la demanda, y cinco veces superior en hornos crematorios. Esto obliga a apalancar el margen al servicio funerario para compensar esta capacidad ociosa en el balance. Mediciones de RevPar y decisiones estratégicas vinculadas al coste hundido por la singularidad de uso de algunas instalaciones serán imprescindibles en el futuro.

Cuatro activos diferenciales

Especialmente valorados desde una perspectiva internacional, son los siguientes:

En primer lugar, destaca la alta calidad y especialización de los proveedores de bienes y servicios esenciales para el sector, como carrozas fúnebres, ataúdes, urnas y demás insumos o Capex. Esta industria auxiliar ha alcanzado niveles de diseño, funcionalidad e innovación que rivalizan con los estándares más exigentes a nivel mundial.

En segundo término, sobresale la consolidación de espacios de encuentro profesional, como ferias y congresos sectoriales, desde las tradicionales de Valencia a Orense a otros lugares y formatos, como el itinerante Simposium, que no solo promueven la actualización técnica y comercial, sino que fortalecen la proyección internacional de las empresas españolas. Por último, es especialmente destacable el ecosistema de comunicación y representación sectorial, conformado por publicaciones especializadas —como Revista Funeraria— y por un tejido asociativo activo y estructurado, autonómico y con liderazgo nacional por parte de PANASEF, que cumple un papel clave en la defensa, promoción y modernización del sector funerario en España.

Áreas de oportunidad e impacto internacional

España tiene ante sí una gran oportunidad de exportación de know-how, especialmente hacia América Latina, África y Europa. Modelos como el tanatorio integral, la planificación de espacios funerarios en entornos urbanos, la gestión emocional, la formación técnica, la medición de satisfacción, los sistemas de gestión de calidad y la digitalización de procesos funerarios (desde la documentación digital hasta las ceremonias virtuales) representan oportunidades claras de internacionalización. Asimismo, España podría convertirse en un hub formativo y consultivo para el mundo funerario hispanoamericano, desarrollando alianzas con universidades, asociaciones sectoriales y operadores globales. La creciente demanda de protocolos ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) en servicios funerarios sostenibles —evitando el greenwashing que algunos pretenden implantar a toda costa— también representa un campo emergente donde el modelo español puede liderar, especialmente en lo relativo a cremación con baja huella de carbono, ataúdes ecológicos, urnas biodegradables, eficiencia energética en hornos y gestión de flotas más ecológicas.

Conclusión

El sector funerario español es robusto, integrado y profesionalizado, con un nivel de madurez similar a las regiones líderes en el mundo. Su relevancia en Europa es incuestionable —siendo uno de los mercados más desarrollados— y su influencia internacional crece gracias al talento exportado, los modelos de gestión replicables y una visión empresarial que ha sabido adaptarse a los cambios culturales, tecnológicos y sociales. Desde diversas regiones del mundo se lo observa con admiración, pero también como un modelo a adaptar —no a copiar—, integrando la sensibilidad local con la eficiencia de gestión global.

Por Juan Rodríguez. CEO Grupo Gayosso.
Fundador y Director de la Academia Internacional de Alta Dirección Funeraria del TEC de Monterrey.
Vicepresidente de la Confederación de Cámaras de Comercio, Servicios y Turismo de México.
Vicepresidencia de reto demográfico, previsión y servicios funerarios.

Consulta el artículo completo en el número 186 de Revista Funeraria.

Compartir en :