Los tanatorios se reivindican como lugar perfectamente válido para las misas de funeral ante la normativa diocesana que prepara el Arzobispado que dispondrá que los funerales sólo se celebren en las parroquias, mientras que los tanatorios quedarían sólo para acoger los responsos y una misa común por los fallecidos de cada jornada, según publica hoy el Diario de Sevilla. Por contra, diferentes sacerdotes aplaudieron los cambios promovidos por el arzobispo Asenjo que contribuirán, según afirman, a despedir al difunto en el seno de su comunidad y no en un entorno frío como la capilla de un tanatorio. Eso sí, advierten que será necesaria una importante labor pedagógica para que la familia no prefiera la celebración del responso.
Fernando Pouso, director en Andalucía del Grupo Mémora (Tanatorio SE-30), señaló este lunes a Diario de Sevilla que los cambios que entrarán en vigor próximamente podrían incidir directamente en la logística. “No queremos entrar a polemizar de ninguna manera en lo que disponga la Iglesia, pero nos preocupa mucho la logística. En Sevilla el número de fallecidos es muy elevado y no sé si las iglesias están en condiciones de asumir todas las exequias con los cultos y otras actividades que ya tienen“. El director de Mémora en Andalucía asegura que lo único que se va a producir es un cambio de escenario ya que las capillas del Tanatorio de la SE-30 están bendecidas y las gestiona el Arzobispado que cobra directamente por las exequias, por lo que son perfectamente válidas. “La misa de los nueve días sí se suele hacer en la parroquia, por lo que considero que no se pierde ese contacto“.
Pouso añade que la máxima preocupación que tienen es ponérselo lo más fácil posible a las familias en unos momentos tan difíciles y adaptarse a sus necesidades, y no sabe si esto seguirá siendo posible si los entierros se celebran en las parroquias: “No podrán coincidir con otros actos y todo esto repercute en las familias, que van a tener que alargar innecesariamente el duelo. Es como si mañana nos dicen que no se puede dar la unción de los enfermos en el hospital. La validez de un sacramento no depende de dónde se celebre“.
El Tanatorio de la SE-30 acoge 4.000 velatorios al año que sumados a los del otro complejo que hay en Sevilla se elevarían a unos 6.500. Si todos estos oficios se trasladaran a las parroquias podría haber un importante problema, siempre según el rotativo sevillano. “En Sevilla prácticamente no hay ceremonias laicas y el 97% son católicas. Nuestra preocupación es que repercuta en la logística y organización de las funerarias y, por tanto, en las familias. La máxima es que la familia decide, pero ahora sería la Iglesia la que decidiría. Nosotros lo tenemos siempre todo preparado y organizado por si la familia quiere el velatorio en casa, en el hospital, en una residencia. Si quieren la misa en la parroquia vamos allí. De lo que no se trata es de coartar la libertad de las familias“.
Por su parte, los sacerdotes indican que básicamente afectará más a la ciudad que a los pueblos, en los que los funerales se siguen haciendo en la parroquia. Todos coinciden en que el lugar adecuado para despedir a los difuntos es la parroquia, donde es bautizado y donde debe ser despedido por su familia, en el más amplio sentido del término. Para ellos, se está perdiendo el vínculo del feligrés con su parroquia y los tanatorios no tienen ese sentido de Iglesia como casa. Además, advierten los sacerdotes, habrá que hacer una importante labor pedagógica para transmitir esto a los fieles y que no opten por celebrar un responso en el tanatorio en lugar de una misa exequial en la parroquia o un templo con el que el difunto tenga relación, como una capilla de una hermandad, algo que se podrá hacer con el consentimiento del párroco.
La normativa también repercutirá, aunque los sacerdotes inciden en que es algo secundario, en un incremento de los ingresos por parte de las parroquias. Las tasas estipuladas por las exequias son de 100 euros. Si se celebran en el tanatorio, esta cantidad se transfiere directamente por parte de las funerarias al Arzobispado. Ahora esas cantidades repercutirían directamente en las arcas de las parroquias.