Cuando una familia decide donar el cuerpo de un ser querido con finalidades educativas o de investigación, lo hace con la esperanza de que sirva para realizar mejoras en el ámbito de la medicina. Lamentablemente esto no siempre es así, pues muchas familias están contribuyendo sin saberlo con una industria con fines de lucro en la que se comercializan estos cuerpos donados como materia prima en un mercado nacional en gran parte no regulado. Con la introducción del proyecto de ley H.R. 1835 en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el Congreso da un paso importante hacia la regulación de esta industria. Este proyecto de ley cuenta con el respaldo total de la Asociación Nacional de Directores de Funerarias (NFDA), según explica la propia entidad en un comunicado remitido a esta redacción.
Cuando una familia dona los órganos o tejidos de un ser querido fallecido para que se lleve a cabo un trasplante, el proceso es transparente y está estrechamente regulado. Al donar órganos y tejidos, la familia generalmente puede especificar qué órganos desea donar por adelantado y muchas veces puede optar por un funeral de ataúd abierto.
Otra opción válida y común es donar el cuerpo para la investigación científica o médica. Cuando se escoge esta alternativa, todo el cuerpo o algunas partes de él se utilizan para investigar, para realizar actividades de formación o avanzar en medicina, ciencia dental o mortuoria. Los investigadores utilizan las partes del cuerpo humano donadas para desarrollar nuevos instrumentos quirúrgicos, técnicas, implantes, medicamentos y tratamientos para enfermedades. Asimismo, cirujanos, paramédicos y directores de funerarias utilizan los cuerpos donados y las partes del mismo para educación, investigación o formación.
En la mayoría de los estados de Estados Unidos se pueden hacer donaciones a universidades, agencias estatales o a bancos de tejidos, lo que implica agentes o empresas intermediarias que venden cuerpos. Estos intermediarios ganan dinero proporcionando cuerpos y partes diseccionadas a empresas e instituciones que se especializan en el avance de la medicina y otros campos a través de la formación, educación e investigación.
A menudo se anima a aquellas personas mayores o sin recursos a donar los cuerpos de sus seres queridos a la ciencia, ya que algunos bancos de tejidos recogen el cuerpo, lo transportan y lo incineran de forma gratuita. La mayoría de programas oficiales de anatomía gestionados por universidades y el estado no solicitan donaciones de forma activa ni buscan donantes, sino que esperan que sean los familiares quienes tomen la decisión y acudan a ellos. Sin embargo, las empresas intermediarias sí que buscan de manera directa donaciones y visitan a las familias para explicarles en qué consisten las donaciones y que las tramiten a través de ellas. Algunos centros de enseñanza médicos han informado que la competencia que suponen los intermediarios ha reducido la cantidad de cuerpos donados de manera directa a las escuelas para formar a los estudiantes, ya que algunos intermediarios ofrecen a los donantes condiciones más favorables, como la desaparición gratuita del cuerpo, y las familias se decantan por ellos.
En EE.UU, los bancos de tejidos no destinados a trasplantes no se rigen por la misma legislación que cubre el trasplante de órganos y tejidos. Existen pocas leyes estatales que supervisen esta cuestión y cualquiera, independientemente de su experiencia, puede diseccionar y vender cuerpos humanos. Según la Ley de Donaciones Anatómicas (Uniform Anatomical Gift Act), la mayoría de las leyes estatales que regulan las donaciones con fines anatómicos regulan en gran medida solo una parte del proceso: cómo se puede donar un cuerpo. La mayoría no aborda lo que sucede a continuación: la forma en que las empresas o agentes intermediarios diseccionan, manejan y envían las partes del cuerpo, los precios que fijan, a quien las venden, cómo y para qué usan los compradores estas partes o cuerpos humanos y los derechos de los donantes y familiares.
En casi todos los estados, es legal vender los restos humanos de adultos. En general, un cuerpo humano donado se puede vender por aproximadamente 5.000 dólares, aunque los precios a veces superan los 10.000. Los cuerpos y partes del cuerpo se pueden comprar, vender y alquilar sin ningún problema todas las veces que se desee. Esto implica que sea difícil rastrear qué pasa con los cuerpos de los donantes, así como asegurar que se gestionen con dignidad y se devuelvan a sus seres queridos después de la cremación.
Que exista poca legislación significa que casi no hay consecuencias cuando se maltratan los cuerpos donados. Un ejemplo de la angustia que puede ocasionar esta falta de regulación en Estados Unidos es lo que le sucedió a una mujer en Nuevo México. Los empleados de una de estas empresas intermediarias que compran cuerpos humanos le hicieron una visita y le explicaron las ventajas de donar el cuerpo de su padre a la ciencia, ya que esto beneficiaría a estudiantes de medicina, doctores e investigadores. La mujer comenta que los restos incinerados de su padre tardaron más tiempo en llegar de lo prometido y, una vez los recibió, sospechó que no eran sus cenizas porque parecían arena. En abril de 2010, las autoridades le dijeron que la cabeza de su padre estaba entre las partes humanas descubiertas en un incinerador médico. Entonces se dio cuenta de que el intermediario realmente formaba parte del negocio dedicado a vender partes humanas.
El proyecto de ley H.R. 1835 transformará el paisaje legislativo en Estados Unidos al proporcionar a la Secretaría de Salud y Servicios Humanos herramientas para la supervisión de cualquier entidad que se ocupe de cuerpos y partes del cuerpo humano no destinadas al trasplante donadas para la educación, investigación y el avance de la ciencia médica, dental y mortuoria. El proyecto de ley también, entre otras cosas, crea una cadena clara para vigilar dónde se encuentra cada cuerpo en cada momento, asegurando los envíos.
“Las familias que donan el cuerpo de un ser querido para la investigación o educación a menudo encuentran consuelo al saber que su ser querido ayudará a mejorar la salud y el bienestar de los demás”, anota el presidente de la NFDA, Chuck Bowman. “Los titulares sobre los intermediarios corporales que aprovechan la generosidad de los donantes y sus familias al desmembrarlos bárbaramente y vender y revender partes de cuerpos con fines económicos es impactante. Con la aprobación de la H.R. 1835, el Congreso brindará responsabilidad y transparencia a todo el proceso de donación de cuerpos, asegurando que los cuerpos de los donantes se tratan con dignidad y respeto en todo momento”.