Fundación Unicaja impulsa la recuperación del Cementerio Inglés de Málaga

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Fundación Unicaja ha establecido un acuerdo de colaboración con la Fundación Cementerio Inglés de Málaga. La iniciativa persigue la protección, conservación y revitalización de este recinto histórico de la ciudad que el pasado mes de febrero se vio obligado a anunciar el cierre definitivo de lunes a viernes debido a la crisis provocada por la pandemia de la Covid-19. El convenio ha sido firmado por Braulio Medel, presidente de Fundación Unicaja, y Bruce McIntyre, presidente de Fundación Cementerio Inglés de Málaga.

Según informa Fundación Unicaja, el acuerdo tiene una vigencia inicial de dos años. Surge como respuesta a la degradación progresiva del recinto y las dificultades que atraviesa la Fundación Cementerio Inglés de Málaga que, en 2006, y tras la renuncia consensuada del consulado británico, asumió en solitario la gestión y el mantenimiento del conjunto arquitectónico.

El objetivo del convenio estriba, en última instancia, en la necesidad de mejorar el estado de las instalaciones y contribuir con los proyectos de difusión de la propia dirección, ampliando la visibilidad del camposanto y reforzando su condición de activo patrimonial y turístico, susceptible incluso de albergar conciertos, exposiciones y visitas guiadas, además de actividades culturales adaptadas a sus singulares características.

Este respaldo obedece al compromiso de Fundación Unicaja con el entorno en el que desarrolla su acción social y cultural, y que en este caso se enfoca en la restauración, protección y promoción del legado histórico y artístico.

El primer camposanto protestante de la Península Ibérica

El Cementerio Inglés de Málaga fue fundado en 1831. Se trata del primer camposanto protestante que se estableció en la Península Ibérica, a petición de William Mark, nombrado cónsul británico en 1824. Gracias a sus habilidades diplomáticas y sus buenas relaciones con las autoridades de la ciudad andaluza, Mark consiguió que se le asignase un solar con vistas al mar. En este espacio se empezaron a realizar los enterramientos de los británicos que morían en Málaga. Se dejaban atrás así los tiempos en los que, cuando un ciudadano inglés fallecía en tierras españolas, el cadáver se solía arrojar al mar. Otro de los destinos finales para estos fallecidos era la inhumación en la huerta de algún convento, sin ningún rito de ceremonia.

El recinto fue nombrado Bien de Interés Cultural (BIC) por la Junta de Andalucía en 2012. Además está registrado en la Asociación de Cementerios Significativos de Europa (ASCE) gracias a su gran valor artístico, histórico, literario y botánico.

Consultar reportaje sobre el Cementerio Inglés de Málaga publicado en el III Especial Cementerios (2013)

Consultar el artículo ‘Cooperación público-privada en cementerios’ de Vicente Luis Díaz Pedraza, publicado en el VI Especial Cementerios (2016) 

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