Todas las empresas, también las del sector funerario, se enfrentan a enormes retos de escasez de materias primas y aumento progresivo de los costes en origen y distribución. La Sostenibilidad, además de muchas otras cosas, supone gestionar de manera eficiente la cuenta de resultados, lograr crecimientos sostenibles en el tiempo y garantizar la continuidad y supervivencia del negocio.
El término Sostenibilidad -tan manido y, en la mayoría de los casos, mal utilizado- sustenta no pocas palancas de impulso y proyección de beneficios. No se puede hablar de Sostenibilidad, desde el desconocimiento, sin caer en el error de minusvalorar algo que impacta y mucho en la continuidad del negocio. Los criterios ASG, vertebradores de un modelo de gestión ajustado a demanda y normativa, guiarán, nos guste o no, el devenir de todas las empresas, incluido el sector funerario.
Recursos escasos
Lo primero que debemos tener en cuenta es que, si continuamos a este ritmo de crecimiento y consumo, en el año 2050 estaremos consumiendo los recursos equivalentes a 3 planetas.
Este plantea nuestro, redondito y finito (como tanto repito en los eventos a los que tengo la oportunidad de asistir) cuenta con unos recursos que se agotan. En tanto en cuanto la Inteligencia Artificial no sea capaz (algún día, sin duda, lo hará), de identificar aquel recurso que, estando ‘delante de nuestras propias narices’, por fin convierta en estéril cualquier debate en torno a la necesidad de encontrar energías que puedan satisfacer las necesidades de una población que no deja de aumentar (Naciones Unidas prevé aprox. 9.500 millones de personas en 2050), los recursos siguen siendo escasos, muy escasos.
La falta de materias primas, los costes de extracción, las dificultades de transporte, los problemas geopolíticos asociados al dominio sobre la propiedad de los suelos en los que se encuentran los recursos para producir todos esos bienes y servicios que requiere una población creciente, hacen que tengamos que dedicar, al menos unos minutos, a reflexionar sobre el papel que cada uno de nosotros, también las empresas, jugamos en ese enorme reto de usar de manera eficiente los recursos. No se trata de una cuestión política, social, etimológica, filosófica, de debate de cena de amigos o discusión de taberna. Es una cuestión racional, de lógica y sentido común. Los recursos, en un espacio finito, con unas necesidades y demandas crecientes, dan para lo que dan.
En este marco de actuación quedan dos opciones: en primer lugar, se trataría de limitar, reducir, reutilizar, reciclar, y todas las “r” que se nos ocurran y, en segundo lugar, esperar a que el tiempo y la Inteligencia Artificial resuelvan el problema, como agua caída del cielo y, por sí misma, algo que todo el mundo ve, pero nadie quiere ver (como los niños chicos cuando se ponen la mano delante de los ojos para no ver).
Residuos generados y economía circular
Los residuos que se generan diariamente alcanzaban en el año 2019 más de 5 mil millones de toneladas al día. Para el 2050 se espera un incremento del 70% hasta alcanzar los 9 mil millones.
Actualmente, con el tiempo contado, como todo, puesto que ‘a la fuerza ahorcan’, nuestras economías se rigen por el principio lineal. Extraemos, consumimos, tiramos y destruimos. Tan sencillo como esto. Dos terceras partes de lo que producimos se desperdicia y se usa una sola vez. La Sostenibilidad y su integración en las empresas está generando un movimiento continuo hacia un modelo nuevo de gestión: la economía circular.
La presión social, unos clientes y consumidores cada día más exigentes con la procedencia de los productos y las prácticas sostenibles, unos requisitos legales cada día más numerosos, unos steakeholders (las aseguradoras entre ellas) más comprometidos con el impacto que genera su red de proveedores, y un mercado de costes y eficiencias que requieren del ahorro y optimización de los gastos de producción, llevan a un modelo nuevo, en el que la reutilización, el reciclaje y la valoración toman la relevancia que merecen.
El sector funerario genera, al igual que otros modelos económicos, residuos calificados como peligrosos o no peligrosos. Todos los residuos requieren de una gestión, en condiciones adecuadas de higiene y seguridad, y aquellos que sean potencialmente reciclables o valorizables, deberán ser destinados a estos fines, evitando en la medida de lo posible su eliminación. A estos requerimientos, se une la prohibición, eliminación o vertido incontrolado.
La Ley 7/2022 de Residuos y Suelos Contaminados; el Real Decreto 27/2021 sobre aparatos eléctricos y electrónicos; el Real Decreto 7/2021 sobre cambio climático y transición energética, el Real Decreto 646/2020 sobre eliminación de residuos depósito en vertedero; la Directiva Europea 2019/904/UE sobre plásticos de un solo uso, etc. Estas y otras nuevas normativas exigen que las empresas tomen conciencia de los residuos que se generan (peligrosos y no peligrosos), de su almacenamiento, gestión y posible valorización posterior. Un gestor único de residuos se hace imprescindible a partir de cierta volumetría y características.
Un nuevo modelo se abre paso: la economía circular. Es una fuente de crecimiento económico, de inversión, generación de nuevos modelos de negocio y creación de puestos de trabajo, claro ejemplo de innovación, pero, sobre todo, ahorro de costes en materias primas.
El primer paso será tomar conciencia del tipo y volumen de residuos que se genera. El siguiente, conocer la normativa aplicable. El tercero: Gestionar. Y por último, medir para lograr una mejora continua.
Carlos Gallego Gómez, Experto en Sostenibilidad
Consulta el artículo completo en el número 179 de Revista Funeraria.
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