Desde el inicio de la crisis sanitaria producida por la pandemia Covid-19 y con la voluntad de proteger a las familias y a los trabajadores de todo el grupo, Mémora ha trabajado y sigue trabajando en máxima coordinación con las autoridades nacionales, autonómicas y municipales, así como con el sector sanitario, residencial y de los servicios sociales, según informa la compañía en un comunicado.
Con esa voluntad de aunar los esfuerzos de todos los agentes implicados y afrontar la complejidad de la situación actual de forma conjunta, desde el inicio de la crisis Serveis Funeraris de Barcelona (empresa participada del Ayuntamiento de Barcelona y Grupo Mémora), junto con otros operadores como Áltima, impulsó la creación de una mesa de coordinación con agentes del sector funerario, social y de la Administración Pública, que ha permitido monitorizar e ir adaptando los protocolos de seguridad al contexto de la pandemia, con el fin de evitar que se repitan situaciones como las vividas en Madrid durante los últimos días.
Una de las medidas extraordinarias consensuadas más contundentes en la capital catalana ha sido la decisión de cerrar al público el Tanatorio de Collserola, con el fin de acondicionarlo para una posible situación excepcional que pueda recordar lo acontecido en la capital española la última semana, y disponer así de un gran depósito refrigerado. A día de hoy, se han habilitado dos plantas de 2.500m2 cada una, con nuevos sistemas de refrigeración.
“En esta línea de cooperación constante, todos los tanatorios del Grupo Mémora cumplen y seguirán cumpliendo todas las directrices emitidas desde el Ministerio de Sanidad, entre las que se encuentra la prohibición de velatorios en instalaciones tanto públicas como privadas. Mémora, consciente de la excepcionalidad del momento, ya activó esta medida en todos sus tanatorios el pasado 21 de marzo, anticipándose a las medidas de protección oficiales actualizadas el pasado 30 de marzo“, explican representantes de Grupo Mémora, quienes añaden que la compañía, consciente de la relevancia de su servicio de salud pública, seguirá obedeciendo a los más altos estándares de calidad y ética, atendiendo a todos los requerimientos logísticos y sanitarios que una situación tan excepcional y compleja plantea a un servicio como el funerario.