La Ciudad Condal ha duplicado durante el último año los entierros de beneficencia, alcanzando los 491 entierros de este tipo en 2012, y que conllevaron un gasto de 480.000 euros para el ayuntamiento. Este tipo de entierros representan un 2,5% de los casi 18.000 entierros que se realizan cada año en la capital catalana y que son asumidos por la empresa municipal tras recibir el informe de los asistentes sociales. Tras esta certificación se recoge el cadáver, se realizan los tratamientos sanitarios adecuados a la ley y se trasladan los restos al cementerio, donde se lleva a cabo la inhumación en un nicho.