XIV Especial Cementerios. El Cementerio General de Reus y su valiosa aportación a la riqueza histórica de la ciudad

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El Cementerio General de Reus guarda entre sus paredes cientos y cientos de historias particulares con sus respectivos recuerdos, emociones y sentimientos, pero se trata de un patrimonio que va mucho más allá. Y es que, a estos recuerdos vitales, hay que sumar una espectacular riqueza histórica, artística y cultural que ayuda de manera privilegiada a explicar qué ha ocurrido en el entorno del recinto durante más de un siglo y medio de existencia. En sus más de 7 hectáreas y sus cerca de 14 mil sepulturas, puede vislumbrarse la riqueza y vitalidad de un recinto funerario que, más allá de cumplir su función como espacio de recuerdo, es muestra y testimonio de la historia de la ciudad de Reus.

Partiendo de la base del máximo respeto y simbolismo por las más de 14 mil sepulturas existentes en el Cementerio General de Reus desde la fecha de su apertura (el día 2 de enero del año 1871), la cual siempre ha caracterizado el conjunto de actividades organizadas con el objetivo de potenciar la difusión de la riqueza histórica y artística de este recinto funerario, cabe destacar que la ciudad -y también su entorno- muestra día a día un gran interés por conocer el bagaje histórico y la valiosa lista de creaciones artísticas que pueden contemplarse en el cementerio.

En esta línea, y con el paso de los años, aparecen también otros factores a los que cabe hacer alusión como, por ejemplo -y muy importante- no sólo una serie de monumentos y sepulturas como muestra de la riqueza económica, social y política -sobre todo- de la segunda mitad del siglo XIX de la sociedad reusense, sino también de otros sectores sociales que históricamente habían tenido una menor visibilidad en este equipamiento funerario. En este caso, el hecho de que el Cementerio General de Reus hubiera sido el primer recinto funerario aconfesional de España supone un valor añadido a la hora de concretar y exponer la riqueza integral de este espacio.

Proyecto de investigación

El Cementerio General de Reus acoge -con el propio orgullo que esto supone para la ciudad- desde los restos del General Joan Prim y Prats quien fue destacado militar y político progresista catalán y presidente del Consejo de Ministros de España entre los años 1869 y 1870 hasta el atentado que le costó la vida el 27 de diciembre de 1870, hasta una serie de miembros destacados de la sociedad reusense que dejaron huella en el día a día de la ciudad. Todos ellos, unos y otros, acumulan vivencias personales que han marcado el carácter de una sociedad -la reusense- que ahora mismo sería difícil de explicar y entender sin su conocimiento.

El Mausoleo del General Prim, el Panteón Boule, el complejo funerario de la familia Òdena-Yglesias-, el Panteón Borrás, las          capillas modernistas de las familias Margenat y Pratdesaba, entre otros, conviven con las sepulturas, por ejemplo, de un personaje de nombre Joan Besora (llamado XOLA) que recorría la vuelta de arrabales con una motocicleta cargada en los hombros para mostrar su fuerza hasta la sepultura de María Josep Colomer y Luque -conocida como Mari Pepa Colomer-, quien fue la primera aviadora catalana de la historia y la tercera del Estado Español, o de Sor Luisa Estivill, religiosa catalana, fundadora de la congregación de las Hijas de la Caridad de Reus. En este sentido, uno de los espacios también más destacados es la Fossa Histórica, una parte del recinto funerario que alberga más de un millar de sepulturas colocadas a ras de suelo con un grueso de historias personales que ahora se encuentran en proceso de estudio y que la mayoría de ellas contienen una parte destacada de la historia de la ciudad y de su área de influencia.

De hecho, durante los últimos meses se está llevando a cabo un más que interesante proyecto de investigación centrado, por un lado, en la profundización de historias personales que desde cada pertenencia social y económica tienen un interés mayúsculo, y, por otro, una investigación que se está ampliando a otros episodios históricos más complicados de recordar por lo que supusieron, como es el caso de aquellos relacionados con las guerras que se desencadenaron en el territorio. Un ejemplo sería el impacto que causó la batalla de Vilallonga y el Morell en la que se enfrentaron dos batallones liberales reusenses con una partida carlista el día 1 de marzo del año 1838, en el marco de la Primera Guerra Carlista. El origen fue el ataque carlista contra dos diligencias que llevaban pasajeros de Reus a Tarragona. Uno de los batallones liberales, que había salido para perseguir a los carlistas, fue rodeado en el municipio del Morell, huyó hacia el pueblo de Vilallonga y se refugió en la iglesia, donde tocaron campanas para avisar al otro batallón, que acudió a liberarlos. El balance fue de 133 reusenses muertos, todos los miembros de los batallones liberales, y un número no conocido de soldados carlistas. El panteón de los Héroes de Vilallonga es la muestra del homenaje de la ciudad a sus soldados.

Sin embargo, si hay una guerra posterior más que trágica que dejó huella y que está muy presente en el Cementerio General de Reus, esta es la guerra civil. Sepulturas que acogen a las numerosas víctimas de los bombardeos de la aviación y la represión franquista, la existencia de un refugio antiaéreo construido en el interior del cementerio que sirvió para salvar a un número a estudiar de vidas de campesinos de fincas ubicadas cerca del recinto funerario son otros episodios en fase de investigación. De hecho, una de las actividades organizadas este año dentro del ciclo ‘Primavera en el Cementerio’, ha servido de punto de partida para estudiar y analizar con detalle el impacto que la Batalla del Ebro tuvo en la ciudad de Reus y en los municipios de su entorno. Es evidente que, tal y como ha ocurrido en muchos otros equipamientos funerarios, se ha avanzado en gran manera al desvelar situaciones históricas concretas, y que la labor de investigación se está incrementando de forma notable. Se ha hecho referencia en estas líneas a la faceta histórica, pero encontramos otros capítulos a remarcar como aquellos relacionados con la riqueza artística del camposanto. En este sentido, en el Cementerio General de Reus existe una ruta creada con capillas -por ejemplo- realizadas por Lluís Domènech i Montaner, uno de los discípulos más destacados del genial arquitecto Antoni Gaudí. No obstante, también cabe hacer mención destacada de las obras de escultores de renombre que trabajaron posteriormente en la construcción de la Sagrada Familia de Barcelona u obras únicas como la realizada en el Mausoleo del General Prim, obra de Plácido Zuloaga y del escultor Emile Hébert.

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