Buscar

Sector

El Foro de Ciudades que Cuidan y la desigualdad de género

El Foro de Debate de Ciudades que Cuidan, impulsado por Fundación Mémora, ha hecho un llamamiento a incluir en la agenda política el rediseño del sistema de cuidados para seguir reduciendo la desigualdad de género. Las diversas expertas participantes en la última sesión, titulada ‘Feminismo y la Ciudad que Cuida’, han destacado que el feminismo ha situado los cuidados en el centro de sus movilizaciones, en un momento que han considerado de cuarta ola feminista.

El último webinar del Foro, con una audiencia cerca de las 200 personas, ha contado con la participación de Margarita León, profesora titular de Ciencias Políticas e investigadora del Instituto de Gobierno y Políticas (IGOP) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB); Silvia Bofill, profesora titular de Antropología Social de la Universitat de Barcelona (UB) y presidenta de la Comisión de Igualdad de la Facultad de Geografía e Historia; Dolors Comas D’Argemir, catedrática del Departamento de Antropología, Filosofía y Trabajo Social de la Universitat Rovira i Virgili (URV), y Carolina del Olmo, directora de publicaciones del Círculo de Bellas Artes y de la revista Minerva.

Esta última sesión también ha contado con la clausura de la Victoria Camps, catedrática de Filosofía y patrona de la Fundación Mémora, y ha sido moderada por el director de la Fundación Mémora, Joan Berenguer.

Cuidados y reivindicación feminista

Centrándose en la temática de la sesión de debate, Victoria Camps ha subrayado que si actualmente se valora el cuidado es gracias a la reivindicación reciente del movimiento feminista, pese a que “la humanidad siempre ha tenido personas que cuidaban las unas de las otras”.

También ha avanzado que la necesidad de cuidados está aumentando “de una forma exponencial” a causa del aumento de la esperanza de vida y que se tendría que promover el “derecho a ser cuidado como un derecho universal”. “Pero como un derecho que es peculiar, porque implica una serie de deberes que nos comprometen a todos y a todas”, ha comentado.

En esta línea, ha apuntado que “dar valor al cuidado es intentar cambiar la lógica individualista” que se ha desarrollado a lo largo de la modernidad, especialmente después de que la pandemia haya evidenciado la interdependencia existente. “Somos seres dependientes y los demás dependen de nosotros, por lo tanto, el egoísmo y el individualismo son una ficción”, ha manifestado.

Ha concluido que “construir un sistema de cuidados público no está en la agenda política” y que, de momento, es labor de las fundaciones y del Tercer Sector hacer “aquello que la política todavía no hace o no ve suficientemente importante”. De esta manera, ha explicado que Fundación Mémora, a través de Ciudades que Cuidan, ha empezado a empujar actuaciones que inspiren cambios en la política y las personas.

Contra la concepción “asistencialista” de los cuidados

Margarita León ha abierto la sesión lamentando que “todo lo que tiene que ver con los cuidados sigue siendo extremadamente residual en el sistema de protección social”, ya que los cuidados aún se conciben, en cierto modo, vinculados a la beneficencia, con una “concepción puramente asistencialista de los cuidados”.

A raíz de la pandemia, hemos escuchado la idea de poner los cuidados en el centro, pero el riesgo es que sea una idea vacía”, ha advertido, por lo que ha apostado por ubicar los cuidados en el paradigma de derechos y justicia. En esta línea, ha reflexionado sobre cómo se han articulado las políticas sobre cuidados, y ha destacado que, si bien se ha facilitado el empleo de las madres, ha sido mucho menor el esfuerzo para revalorizar el cuidado.

“Politizar el ámbito de la reproducción”

Silvia Bofill ha subrayado que el feminismo ha tenido la responsabilidad de situar en el centro del debate social y político la cuestión de los cuidados, de manera que “poco a poco se ha conseguido politizar el ámbito de la reproducción” y visibilizarlo, evidenciando que “el coste de la reproducción es alto y está desequilibrado”.

Así, ha apostado por “sacar el cuidado de la esfera doméstica femenina y ponerlo en la esfera pública”, convirtiendo el cuidado en una categoría política que interpele a los poderes públicos, “asumiendo que es responsabilidad pública la organización de los cuidados”.

También ha lamentado que, pese a ser una actividad esencial, especialmente en el contexto de la pandemia, “cuidar empobrece, no genera derechos, sino que a veces se produce en contra de los derechos, y hablamos tanto del cuidado remunerado como no remunerado”. Finalmente, ha destacado el protagonismo de las mujeres migradas en la economía de los cuidados y sus movilizaciones a favor de la dignificación de sus trabajos.

Los cuidados como infraestructura del país

Dolors Comas D’Argemir ha remarcado que en los últimos tiempos los cambios en la vida de las mujeres han sido “extraordinarios” y que esto impacta muchas esferas de la sociedad, quedando aún muchos aspectos por resolver. Por otro lado, ha considerado esperanzador que, por ejemplo, en Estados Unidos “se empiezan a entender los cuidados como una infraestructura económica” esencial del país. Así, ha apostado por que en España se consolide un gran pacto para un sistema público de cuidados, similar al “gran pacto que se hizo para una sanidad pública”.

Sin embargo, ha puntualizado que los cuidados tienen una “débil implantación en la agenda política” pese a que “la doble devaluación que sufren el cuidado y la vejez está en la raíz de los problemas estructurales” que el sector del cuidado a las personas mayores sufrió a lo largo de la pandemia. En este sentido, ha señalado que a la reivindicación de los cuidados le falta capacidad de “articular el conflicto político” porque se identifica como algo que se debe resolver en la esfera privada. Sobre ello, ha señalado que falta un impulso ciudadano: “Cuando hay presión ciudadana, las agendas políticas se mueven”.

Carolina del Olmo, por su parte, ha señalado la incompatibilidad entre organizar bien los cuidados y un terreno que dificulta “hacerse cargo de la vulnerabilidad de la vida humana” a causa de factores estructurales de la economía y sociedad capitalistas.

Por otro lado, también ha reflexionado sobre el feminismo y el derecho a cuidar: “El feminismo dice que hemos de articular mejor nuestro derecho a no cuidar, pero por la vía de seguir avanzando en ese derecho a no cuidar, ¿nos estaremos olvidando del derecho a sí cuidar?”. Del Olmo ha abogado de esta manera por una reducción del tiempo de trabajo productivo, en paralelo a una dignificación de todo el empleo de cuidados.

Compartir en :
Tags:

También podría interesarte