El Observatorio Ciudades que Cuidan destaca la necesidad de crear un registro de personas en situación de soledad no deseada
El Observatorio Ciudades que Cuidan, impulsado por Fundación Mémora en colaboración con la Fundación La Caixa, ha destacado en un informe la necesidad de crear un registro unificado y oficial del número de personas que viven situaciones de vulnerabilidad originadas por el aislamiento social y la soledad no deseada. Este tipo de situaciones afecta, en mayor medida, a las personas mayores. Se trata de una de las varias conclusiones que arroja este estudio. A su vez, pone de manifiesto el papel clave de los medios de comunicación en la sensibilización social de la soledad no deseada.
Bajo el título “Impacto de la soledad en los medios de comunicación”, el informe realiza un análisis de la repercusión de la soledad no deseada a partir de la opinión publicada en los medios de comunicación con el objetivo de describir el impacto de la soledad en el envejecimiento y el final de vida. El estudio se ha llevado a cabo a partir de la revisión de un total de 187 artículos y noticias publicados en prensa digital y en papel del período septiembre de 2019 – octubre de 2020, centrando el foco en la soledad en las personas mayores.
El informe sitúa la soledad no deseada como un problema social al que se debe atender desde una mirada multidisciplinar y apunta que, pese a que la comunidad científica ha realizado estudios sobre la magnitud del fenómeno y sus implicaciones para la salud de las personas, es muy reciente aún su impacto en las políticas públicas.
Mayor incidencia en el colectivo de personas mayores
“Este primer informe nos ofrece una revisión documental de enfoque cualitativo con conclusiones preliminares. Nos permite trazar un primer camino para evaluar, analizar y concienciar sobre un fenómeno de gran magnitud que es poco visible aún en las esferas de las políticas públicas y a ojos de la sociedad: la soledad no deseada, con mayor incidencia en el colectivo de personas mayores. Nuestro compromiso desde Fundación Mémora es seguir estudiando este fenómeno en profundidad. Por ello ya estamos trabajando, en colaboración con Fundación La Caixa en un segundo estudio que nos permita ampliar la muestra”, apunta Joan Berenguer, director general de Fundación Mémora y co-autor del informe.
El Observatorio Ciudades que Cuidan se despliega a través del convenio de colaboración con la Fundación La Caixa, mediante su Programa de Mayores. Éste tiene como misión acompañar personas maximizando sus posibilidades de desarrollo personal. También pretende facilitar la construcción de relaciones de apoyo que generen oportunidades para una vida plena y comprometida con su comunidad.
“Aunque el aislamiento y la soledad han aumentado para todos durante la pandemia, hemos constatado la importancia de los recursos personales para afrontar estas situaciones. Empoderar a las personas y construir arquitectura comunitaria que dé apoyo al individuo son -junto a una mayor sensibilización de la ciudadanía sobre el aislamiento y la soledad- elementos clave de una intervención rigurosa. Es necesario aprender a gestionarla a través de una mejora de nuestros recursos personales, juntamente con implicación y compromiso en lo común y compartido”, explica Cristina Segura, socióloga y directora del programa para Personas Mayores de Fundación La Caixa.
Falta de datos oficiales sobre la soledad no deseada
De las 187 publicaciones analizadas, el 52,4% son artículos dedicados a hablar sobre la soledad, sus causas, consecuencias y porcentajes de personas mayores que viven solas. Este porcentaje hace referencia tanto al global de España como a las diferentes comunidades autónomas y municipios, según el ámbito del medio de comunicación. Por otro lado, los que ofrecen noticias sobre el hallazgo de personas mayores fallecidas solas en su domicilio representan el 9,6% de los artículos analizados. Por último, el 38% refieren planes e intervenciones, o propuestas de actuación que se implementan en diferentes puntos de España.
El informe ha concluido que, si bien existen estudios que ofrecen datos sobre los mayores que viven en soledad, éstos se refieren, sobre todo, a porcentajes de hogares unipersonales habitados por mayores de 65 años. Ejemplo de ello es la Encuesta Continua de Hogares del INE.
Sin embargo, hay pocos datos oficiales que ofrezcan una imagen de las personas mayores que mueren en esta situación. Por ejemplo, el informe pone de relieve que, en el ámbito judicial, los registros de muertes no indican si el cadáver ha sido hallado muerto en soledad. Se limitan a recoger las causas de la defunción. Por otro lado, los registros de los servicios de seguridad tienen datos de las intervenciones realizadas en domicilios y de los cadáveres hallados, pero ningún detalle sobre la situación de la persona fallecida.
En este sentido, el informe apunta a la importancia de la respuesta de las instituciones para ofrecer apoyo a estas situaciones cada vez más visible en las agendas políticas de diversos países. Reino Unido, por ejemplo, creó en 2018 el Ministerio de la Soledad. Por su parte, en España, existen proyectos de diferentes tipos. Algunos actúan como radares comunitarios, planes y programas de la administración pública, intervenciones de entidades sociales y de voluntariado y proyectos tecnológicos.
Problemática social y sanitaria
El informe subraya que la soledad no deseada se debe abordar como un problema social y de salud pública. Y debe hacerse desde una mirada interdisciplinar y con el objetivo de empoderar a la ciudadanía para impulsar un cambio estructural. Especialmente en un contexto en el que la crisis sanitaria está endureciendo esta problemática. Esto se debe a las medidas adoptadas contra la pandemia como el distanciamiento social y el aislamiento.
En este sentido, diversos expertos han señalado que, precisamente, para mantener a salvo a los mayores, se les priva de elementos para paliar la soledad. Entre ellos, la compañía, el contacto con otras personas y la socialización. Además, como grupo de población vulnerable y en riesgo, las personas mayores no han contado con suficiente apoyo psicológico para afrontar situaciones de duelo. Tampoco para gestionar el miedo y preocupación ante la posibilidad de enfermar.
El estudio también recuerda que la soledad no deseada tiene un impacto negativo en la salud de las personas mayores. Se asocia a una peor calidad de vida, peor salud física y mental, y mayor riesgo de mortalidad. Además, la soledad en la vejez se agrava por las dificultades de movilidad.