Los profesionales ayudarán a pasar el duelo en 35 hospitales madrileños
Según informaba el diario El País el pasado 5 de enero, la Comunidad de Madrid pondrá en marcha a finales de mes un programa de formación para enfermeros, trabajadores sociales y psicólogos con el fin de que se encarguen de aliviar el duelo a los familiares de los fallecidos en 35 hospitales de la región. Estos “facilitadores”, que empezarán a operar a partir de abril, estarán integrados en los equipos de atención al cliente y, además de consolar a los dolientes, asumirán los trámites burocráticos a los que estos se enfrentan. Durante el año 2014 —el último del que existen registros— murieron en los centros hospitalarios madrileños 19.363 personas.
Cuando todo se acaba en el hospital, cuando llega la peor de las noticias y el médico firma un certificado de defunción, empieza el calvario burocrático para cada familia, que además de soportar el trance de perder a un ser querido debe someterse a un mar de papeleo y trámites de todo tipo. El objetivo de la Consejería de Sanidad —dentro de su plan de humanización— es que cada una de esas familias cuente con un asistente que les alivie el duelo asumiendo el papeleo.
El cálculo inicial del Gobierno de Cristina Cifuentes prevé que por los cursos pasen más de 150 personas para que todos los hospitales tengan al menos un par de facilitadores del duelo, aunque la idea es que en los grandes complejos como el Gregorio Marañón o La Paz —donde en 2014 se registraron 1.850 y 1.368 fallecimientos, respectivamente— haya seis o siete personas dedicadas a este cometido.
“La formación va a ir dirigida tanto al abordaje psicológico del duelo como a la gestión administrativa de todo lo que conlleva una muerte. Habrá un plan de formación presencial que durará un mes y otro curso a distancia que durará 30 días más. Está previsto que el facilitador del duelo pueda ser un profesional de enfermería, un psicólogo o un trabajador social. Todos van a recibir la misma formación para que haya una homogeneidad”, asegura Julio Zarco, director general de Humanización de la Consejería de Sanidad.
Se trata, según Zarco, de que este personal pueda ir más allá de la atención psicológica a las familias de los fallecidos y pasar a la gestión administrativa y de la burocracia para que los parientes cercanos puedan ocuparse de lo importante y estar protegidos en ese momento de crisis. El catálogo de necesidades está recogido en la guía del duelo que hace dos años elaboró la Consejería de Sanidad, durante el anterior Gobierno de Ignacio González. Cada familia recibe una carpeta “en cuyo interior va impresa una carta de condolencia, e integra los diversos documentos que pueden necesitarse según las circunstancias en las que se haya producido el fallecimiento: certificado médico de defunción, listado de empresas funerarias, ubicación de tanatorios, indicaciones del centro hospitalario para reconocer dónde deben acudir las familias”. En el caso de embriones o fetos, los hospitales añaden más documentación: boletín estadístico del parto, declaración del parte de alumbramiento de criaturas abortivas, voluntad de los padres respecto al destino de los restos y el resto del papeleo que el equipo médico considere necesarios para facilitar los trámites.
El objetivo de la Comunidad es que a partir de abril sean los facilitadores del duelo los que medien en favor de las familias con las funerarias, tanatorios, sacerdotes, pero, además, en el caso de muertes violentas, también con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado o el personal judicial. “Serán las personas de enlace con el mundo exterior”, asegura Zarco, quien sostiene que “el espíritu del proyecto busca que la familia comience su duelo de la manera más adecuada y en un ambiente protegido, sin estar atosigada por la burocracia”.
Seguimiento tras la muerte Según el plan de la Consejería de Sanidad, un par de semanas después de la muerte los familiares del fallecido recibirán una primera llamada de un profesional para interesarse por su evolución en la fase inicial del duelo. En la mayoría de los casos, esa comunicación la efectúan ahora los profesionales de atención primaria, que son los que más contacto directo tienen con los pacientes. Pero en el caso de enfermedades que obliguen a largos períodos de hospitalización o de muertes por accidente, esa también puede ser la misión del facilitador del duelo, explica el director general de Humanización de la Consejería de Sanidad.
A partir de ese momento, los contactos se repetirán periódicamente. En el caso de que se detecten duelos patológicos, las familias pueden ser derivadas hacia departamentos de psiquiatría o hacia psicólogos.
Fuente: El País