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Daniel Palacios, director general de Albia, participa en la mesa redonda ‘Compromiso con la ética en el sector funerario’ celebrada en Funergal

Moderada por Alejandro Quinzán, secretario general de Panasef (Asociación Nacional de Servicios Funerarios), en la mesa de debate celebrada el pasado 17 de mayo también participó Isabel Tamarit, directora general de Pompas Fúnebres de La Coruña. Ambos abordaron cómo deben afrontar las empresas y sus profesionales el compromiso con la ética en los servicios funerarios combinando la perspectiva de uno de los principales grupos funerarios de nuestro país y la de una funeraria familiar de larga trayectoria y arraigo en su ámbito de actuación.

“El sector funerario tiene, en general y cada vez más, un alto compromiso con la calidad y la ética empresarial por su papel crucial en la sociedad, de servicio a las familias en sus momentos más complicados. Por ello, trabajamos continuamente para que nuestros profesionales funerarios velen por la ética, la integridad y la excelencia en todo el proceso de gestión de las despedidas, guiados por nuestro propio código de conducta, así como por el código deontológico de Panasef y el Decálogo del Profesional Funerario. Es una pena que por los malos comportamientos de unos pocos, se ponga en entredicho todo el valor que aportamos a las familias”, señalaba Daniel Palacios en su introducción. Centrándose en el ámbito empresarial, el director general de Albia señalaba: “El comportamiento ético afecta a aspectos empresariales en nuestra gestión como el liderazgo, la relación comercial con los clientes y los competidores, el respeto, el cumplimiento normativo, la relación con los distintos estamentos sociales o la comunicación. Aspectos, todos ellos, muy relacionados con las buenas prácticas definidas en los criterios ASG de gran impacto desde el punto de vista social y de buen gobierno”.

Atendiendo a la complejidad propia de la actividad funeraria, y con objeto de garantizar, precisamente, el cumplimiento de los criterios ASG y velar por las familias a las que se presta servicio, el sector dispone del código ético y deontológico de Panasef. Asimismo, gran parte de sus empresas también cuenta con reglamentos o códigos éticos propios que regulan tanto las prácticas empresariales como las conductas de los profesionales. No obstante, hay que tener en cuenta que un código ético no tiene un fin normativo: “Las normas u obligaciones son de obligado cumplimiento y tienen un régimen sancionador concreto ya que se basan en estándares más objetivos. En cambio, la ética se basa en valoraciones subjetivas, por lo que medir su cumplimiento o no (e incluso determinar una sanción) es uno de los mayores retos a los que se enfrentan el sector y Panasef. Porque la sociedad reclama un comportamiento ético por parte de los operadores funerarios en unos momentos delicados con una gran carga emocional”.

En ese punto, Isabel Tamarit, aportó su visión de los factores que consideraba que podían quebrantar ese código ético, haciendo hincapié en el papel de las compañías aseguradoras y alegando a la importancia de la libertad de elección de las familias.

Cierto es que la vigilancia del cumplimiento ético en los servicios funerarios requiere un enfoque integral que impulse la autorregulación de las empresas, como la supervisión de asociaciones profesionales y la participación de organismos externos: “Solo a través de estos mecanismos tangibles y efectivos, podremos garantizar que las prácticas dentro del sector sean éticas y respetuosas con las familias en duelo”.

 

Entrevistamos a Daniel Palacios, Director General de Grupo Albia

 

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