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‘El asturiano, muy asegurado al morir’, un artículo de La Nueva España

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El portal La Nueva España publicaba el pasado 28 de agosto el artículo El asturiano, muy asegurado al morir’, de José Luis Salinas en el q ue se refleja que más del 60% de la población de Asturias tiene contratada una póliza de deceso. A continuación reprocucimos el artículo de interés para nuestros lectores.

Los asturianos están muy asegurados para el momento de la muerte. Más del 60% de la población de la región que el beneficiario va engordando en vida con el pago de sus correspondientes cuotas para que, cuando le llegue la hora, su familia se despreocupe de los gastos y del papeleo que acarrea el sepelio, y que sea la aseguradora la que se encargue de costes y trámites. El de Asturias es uno de los porcentajes más altos del país, sólo a la par del de Extremadura y algo por encima del de Andalucía.

Un seguro de decesos tipo cubre, generalmente, todos los gastos desde que se produce la muerte hasta que el cadáver es enterrado o incinerado. Es decir, los costes del féretro, el servicio religioso, el pago del tanatorio, las flores y, en algunos, casos hasta la factura del taxi para que los familiares más próximos acompañen al difunto entre la iglesia y el cementerio. Todo depende de lo que se haya pagado en vida y del tipo de sepelio que se quiera.

Contratar uno de estos seguros cuesta entre 30 euros al año, en las compañías más económicas, y más de cien anuales en las más caras. Las hay, además,que permiten al asegurado pagar menos cuando se es joven y que la cuota se vaya incrementando a medida que la hora de la muerte se acerca.

¿Por qué tienen estas pólizas tanto éxito entre los asturianos? Fuentes del sector de los seguros en la región señalan que se trata de una mera cuestión de tradición que se inició muchas décadas atrás, en los años posteriores a la Guerra Civil. Fueron varios factores los que facilitaron su expansión en ese duro período de posguerra. Entre ellos, las altas tasas de mortalidad en esos años y que los escasos recursos económicos de la población hacían, en muchas ocasiones, que un fallecimiento repentino provocara un importante agujero en las exiguas cuentas familiares. Fue entonces cuando este tipo de seguros enraizó, especialmente entre la población de los pueblo. Y tan resistentes han sido esas raíces que han perdurado con solvencia hasta ahora. Suelen ser, además, pólizas familiares en las que el cabeza de familia incluye a sus descendientes, por lo que menudean los beneficiarios que lo son sin saberlo.

Muchos seguros de vida ya cubren también los gastos que pueda desencadenar un sepelio, por lo que, señalan los especialistas del sector, hay bastantes beneficiarios que están pagando hasta dos veces por lo mismo. De hecho, este tipo de pólizas no son tan populares en otros países, o al menos presentan diferencias muy sustanciales a las que funcionan en España. En los anglosajones, por ejemplo, estos seguros pueden cancelarse y se puede recuperar parte del dinero que se había invertido. Sin embargo, las aseguradoras españolas no dan opción a esa posibilidad.

Según las estadísticas que maneja la patronal nacional de las aseguradoras, Unespa, un 44% de los españoles tiene una de estas pólizas en vigor, son casi veinte puntos menos que la media regional. Algunos cálculos destacan que las compañías de seguros se hacen cargo al año de unos 230.000 sepelios en España. Y morir no es barato. El precio de un entierro está entre los 3.500 y los 6.000 euros, dependiendo de la comunidad y del tipo de ceremonia que se quiera, según un estudio realizado por la Organización de Consumidores (OCU).

Durante los últimos años, este tipo de pólizas se han ido adaptando a los nuevos tiempos, y algunas, además de cargar con todos los gastos del entierro, ofrecen también la posibilidad de hacer el testamento a través de internet, sin necesidad de ponerse frente a un notario, o la opción borrar la vida digital del fallecido. Es decir, eliminar todo el rastro que el muerto haya podido dejar durante su existencia en las redes sociales, internet o blogs.

Ver artículo ‘El asturiano, muy asegurado al morir’ publicado en La Nueva España

 

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