Investigar más sobre fragilidad de los mayores para prevenir la soledad no deseada
El Foro de Debate Ciudades que Cuidan, impulsado por Fundación Mémora, ha planteado la necesidad de orientar la investigación científica hacia una mejor comprensión de la fragilidad de las personas mayores como una manera de prevenir la discapacidad y la dependencia. Se trata de una de las conclusiones presentadas en el decimosexto webinar. Se celebró el martes 15 de junio bajo el título ‘La investigación en la ciudad que cuida’.
La jornada virtual, seguida por más de 120 usuarios vía streaming, fue presentada y moderada por Joan Berenguer, director de la Fundación Mémora. Contó con la participación de Juan Enrique Riese, asesor científico-técnico de proyectos europeos en el Instituto de Salud Carlos III; Albert Alonso, investigador sénior del Departamento de Investigación e Innovación de la Fundació Clínic per a la Recerca Biomèdica / Hospital Clínic de Barcelona; Anne Hendry, directora de International Foundation for Integrated Care Scotland; Vinita Mahtani Chugani, investigadora en el Hospital Universitario Nuestra Sra. de Candelaria y Gerencia de Atención Primaria de Tenerife del Servicio Canario de Salud, y Leocadio Rodríguez, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe y director Científico del CIBER en Fragilidad y Envejecimiento Saludable.
Orientar la investigación trabajando sobre la fragilidad
Durante la sesión, los expertos abordaron diversas áreas y ópticas que permitirían ampliar la investigación con el objetivo de lograr la transformación de las comunidades y municipalidades para que su papel sea protector y cuidador de las personas en situación de envejecimiento y soledad no deseada, aumentando así la calidad de vida y no solo la longevidad.
Bajo esta premisa, uno de los ámbitos sobre los que profundizaron es la fragilidad. Ésta tiene un impacto hipercrítico en la calidad de vida y supervivencia de las personas mayores, especialmente aquellas que viven en situación de soledad no deseada.
En palabras de Juan Enrique Riese, asesor científico-técnico de proyectos europeos en el Instituto de Salud Carlos III: “Estamos enfocando un área de investigación desde un enfoque distinto. No se trata de células que vemos con un microscopio en un entorno controlado. Hablamos de personas. La fragilidad es un aspecto que acompaña la vida de las personas mayores. Las nuevas tecnologías pueden tratar de vencer o evitar la soledad no deseada”.
Fragilidad y envejecimiento saludable
Por su parte, Leocadio Rodríguez, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe y director Científico del CIBER en Fragilidad y Envejecimiento Saludable, explicó cuándo podemos hablar de fragilidad. “El estado previo entre pasar de la autonomía a la dependencia es la fragilidad. Por tanto, la fragilidad es ese estadio en el que la persona está en alto riesgo de convertirse en dependiente”. Bajo esta premisa, hizo especial hincapié en la importancia de incluir la fragilidad como aspecto esencial para la investigación. “Investigar sobre fragilidad se ha convertido en una prioridad y debería serlo también de los sistemas asistenciales. No está solo modulado por factores biológicos. También de entorno social que va a favorecer que una persona frágil evolucione hacia un estado de dependencia. O que, esa misma persona, gracias a los condicionantes sociales, logre salir de esa fragilidad para contar con mayor autonomía”.
Crear una respuesta multisectorial para avanzar hacia una ciudad cuidadora
Anne Hendry, directora de International Foundation for Integrated Care Scotland, también incidió en la importancia de crear una respuesta multisectorial para ayudar a las personas frente a la soledad y el aislamiento: “La soledad y el aislamiento son desafíos crecientes y muy importantes para la salud pública. Necesitamos una acción urgente sobre estos desafíos para construir una sociedad más inclusiva, más equitativa y una sociedad donde nadie se quede atrás. La red global de ciudades y comunidades amigables con las personas mayores proporciona una hoja de ruta útil para acciones multisectoriales que marcan la diferencia. El movimiento social hacia una ciudad cuidadora comienza con cada uno de nosotros y nosotros somos el cambio que buscamos”.
Nuevos enfoques de investigación y herramientas para la divulgación científica
Durante la sesión, Albert Alonso, investigador sénior del Departamento de Investigación e Innovación de la Fundació Clínic per a la Recerca Biomèdica / Hospital Clínic de Barcelona, también planteó la necesidad de desarrollar nuevos métodos y tecnologías para conseguir nuevos enfoques en la respuesta a los problemas: “Existen múltiples factores que debemos tener en cuenta a la hora de investigar porque estos modifican no tanto nuestra capacidad, sino la urgencia para resolverlo frente a otros. Y esto tiene que ver con los valores con los que cada sociedad se identifica, muy especialmente en el caso de salud. Hablamos de una sociedad que prioriza valores como la autonomía y la solidaridad. Este último valor sin duda nos va a marcar cómo deberemos investigar en los próximos años”.
Por su parte, Vinita Mahtani Chugani, investigadora en el Hospital Universitario Nuestra Sra. de Candelaria y Gerencia de Atención Primaria de Tenerife del Servicio Canario de Salud, abordó la importancia de la divulgación científica en formatos con impacto afectivo: “Hay todo un movimiento que pretende utilizar el arte como herramienta para la divulgación científica. Esto surge por la preocupación existente a la hora de llevar a cabo una transferencia de conocimiento amplia y profunda que llegue e impacte realmente en la sociedad. Esto surge en el paradigma de la investigación cualitativa por la complejidad que supone pasar de un resultado científico a un mensaje que consiga llegar a la ciudadanía de manera comprensible”.