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XII Especial Cementerios. El futuro de los cementerios urbanos. Por Vicente Luis Díaz Pedraza

En la actualidad, los cementerios urbanos se enfrentan a una serie de problemas que requieren soluciones racionales y creativas. En una coyuntura en la que las demandas y las costumbres funerarias evolucionan, qué futuro visualizamos para los cementerios urbanos? El cementerio ideal sería un espacio abierto a la ciudad, que se integrara en la vida diaria.

Digitalización en la gestión de concesiones: búsqueda de espacio

En un momento en el que el suelo se está convirtiendo en un bien escaso y preciado en el centro de las ciudades, y en el que los camposantos se enfrentan a un problema de saturación, se necesita un control eficaz de adjudicaciones y de mejora a la hora de gestionar las concesiones que finalizan.

En el contexto actual se debería también reabrir el debate sobre si deben existir concesiones a perpetuidad o no, teniendo en cuenta que, según la legislación actual, perpetuidad significa 99 años.

Es una cuestión que debería contemplarse en un marco de cambio en los usos y costumbres funerarias; en un momento de crecimiento de la incineración frente a la tradicional inhumación.

En todo caso, la clave está en la digitalización de los archivos y en la automatización de la gestión y los procedimientos del cementerio. Los ciudadanos deberían poder acceder en cualquier momento de forma fácil y rápida a los archivos del camposanto para actualizar o modificar sus datos y realizar todo tipo de trámites a través de una oficina virtual, sin necesidad de desplazamientos. Esto simplificaría la burocracia de los procedimientos administrativos, reduciría los tiempos en la resolución de los expedientes y también posibilitaría realizar los pagos de las tasas correspondientes por Internet.

La digitalización facilitaría la comunicación con las familias durante la finalización de las concesiones para conocer sus intenciones. Sin respuesta en el plazo que se determine en el Reglamento de Cementerios, se recuperaría de forma más rápida la concesión, lo que permitiría reutilizar ese espacio de una forma más eficaz.

Incineración: rehabilitación y creación de nuevos espacios

La evolución de la incineración en los últimos años hace que el destino final de los fallecidos esté cambiando. En 2005, la media de incineraciones en España era del 16%, llegando al 41% en 2018. Se estima que alcance el 60% en 2026. Este incremento está propiciando un cambio significativo que ahorra espacio y que está obligando a los cementerios a cambiar su fisonomía, ya que en muchas poblaciones la incineración supera a la inhumación. El columbario y un espacio habilitado para esparcir las cenizas aparecen como una nueva demanda social que debe ser atendida en los recintos cementeriales.

Se necesita recuperar espacios de los camposantos reconvirtiendo panteones y nichos desocupados para albergar columbarios en su interior. Se hace necesario introducir nuevos servicios como jardines de la memoria que recreen un entorno natural dentro de los cementerios para esparcir o inhumar cenizas.

Patrimonio cultural: visitantes, turistas y ciudadanos

En los camposantos urbanos podemos encontrar una doble tipología. Los que se construyeron en grandes poblaciones a lo largo del siglo XIX y los que se construyeron, mayoritariamente, a finales del siglo XIX y principios del XX.

Los primeros son auténticos museos al aire libre por la variedad y riqueza de su arquitectura, escultura y urbanismo y se encuentran dentro o muy próximos a los cascos urbanos. En ellos predominan panteones y sepulturas.

Antes, el público que visitaba estos cementerios era muy específico, formado principalmente por historiadores e investigadores. Hoy en día, se ha diversificado y encontramos que cada vez son más visitados por turistas interesados en la historia, de hecho, muchos ciudadanos, tras visitar camposantos del extranjero, deciden conocer mejor los de su ciudad.

Los cementerios construidos a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se ubican más alejados de las poblaciones y son fruto del empuje demográfico y del progresivo crecimiento urbano, atesoran menos ejemplos artísticos y contienen sepulturas y edificios de nichos.

Aunque los camposantos más modernos construidos en la década de los 80 no alberguen capillas o edificios funerarios notables, tienen un gran valor patrimonial por sus jardines y características de la época.

Nuevos usos de los cementerios

Los cementerios urbanos son también un lugar para los vivos y el hecho de abrirlos más a la ciudad, hace posible romper tabúes y naturalizar la muerte como parte de la vida.

Los camposantos pueden albergar nuevos usos: permitir el paseo, la lectura, el jogging, yoga u otras prácticas de meditación que contribuyan a la apropiación del lugar. Sin embargo, deben ser usos que no perturben el espíritu de la necrópolis y su vocación primaria: el descanso de los muertos y el respeto a su memoria.

También pueden usarse como lugares donde celebrar diferentes eventos con música, fotografías y encuentros donde se hable de la vida, la muerte y las personas. Por otra parte, el uso de Internet y la digitalización está cambiando la forma en que se conectan entre sí las personas y la forma en que recogemos información.

Los cementerios deberán tener su propio sitio web para mostrar fácilmente sus instalaciones y la localización de los fallecidos. Permitirá también prestar servicios virtuales conmemorativos y crear espacios para el recuerdo.

La verdadera tumba de los muertos es la memoria de los vivos, no los cementerios.

Consulta el artículo completo ‘El futuro de los cementerios urbanos. Por Vicente Luis Díaz Pedraza‘ en el XII Especial Cementerios, editado por Revista Funeraria.

Visita la Hemeroteca digital del Especial Cementerios

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